sábado, 30 de abril de 2016

Tren

Según yo no sirvo para nada pero,
parece que contar historias tristes
se me da muy bien.

Hoy me estoy subiendo a un tren
de ida pero sin vuelta.

Es el mismo tren con el que ayer
a aquél hombre dejé atrás,
junto a su sólo, solitario
bandoneón.

Miro por la ventanilla y aún puedo ver
sus ojos,
su cara,
sus guantes, que todavía se agitan en el aire
implorando que regrese.

Me siento en mi asiento
y me preparo el café, antes de que se me vuelque sobre la falda.
Sonreí.

Le voy a poner azúcar,
porque sé que no te gustaba.

viernes, 29 de abril de 2016

Animales

Es este alarido el que duele y hace daño
a las cuerdas vocales.
Como si fuéramos animales,
y no precisamente de Dios.
¡Acompáñame al infierno,
amado mío!
Lucha querida,
que jamás gané, ni nunca
ganaré yo.

viernes, 22 de abril de 2016

Sonrisa

Me has robado el corazón,
maldito desdichado.
Corazón del que ahumado
se esfumó en la neblina.

Abrumado consigo mismo,
echó en mí la culpa.
Estando oculta la propia verdad,
creí vivir en nuestra, también,
propia mentira.

Como el dulce canto de los pájaros
se oyó
la melodía engañosa
de tus palabras.

Ahora ya no puedo esconderme.
Fui una ilusa.
Y sólo un niño inocente
podría ver un rostro en mi sonrisa,
y no sólo una sonrisa en mi rostro.

lunes, 18 de abril de 2016

Me gustan las puertas cerradas

Hace poco me di cuenta de algo. Me gustan las puertas cerradas. Suena raro, ¿verdad? Y bueno, puede que lo sea. O tal vez no tanto. Me explico. Cuando veo una puerta cerrada, lo primero que me pregunto es qué habrá dentro. Luego, por qué está cerrada. Y es probable que lo esté, por eso mismo que guarda.
Exactamente igual me pasa con los ojos oscuros. De esos que no se diferencia la pupila del iris. Y no, no me canso de hablar sobre los ojos de la gente. Porque, como quien dice, son la ventana del alma. Los ojos negros no me dejan ver a través, siempre están escondiendo algo. Siempre algún secreto guardan. Ocultan.
Pero no es necesario tener ojos inexpresivos para captar mi atención, y es este punto a donde quería llegar. Conozco varias personas a las cuales no se les puede ver por dentro, ni siquiera un poco. Y sé lo que estás pensando, querido lector. En una persona tranquila, tímida, retraída. Pero no. Esa gente grita en silencio. Yo quiero hablar de la gente que calla.
Pasa que este tipo de personas, por x o y razón, cerraron con llave y jamás volvieron a salir. Es por esto que me gustan, porque sé que puedo abrirlas. Creo que no hay sentimiento más bello que el tirar la puerta abajo y poner, aunque sea la punta del pie, dentro de estas personas. Y es que las quiero.
Fue entonces cuando me di cuenta de que me gustan las puertas cerradas, porque siempre hay algo dentro esperando por ser descubierto.

sábado, 16 de abril de 2016

No existimos

Hoy me vuelvo a dormir triste. Te preguntarás por qué. En realidad, no pasó nada. En sueños, pasó absolutamente todo.
Yo me pongo a pensar, ¿es posible estar triste por algo que no ocurrió, por algo irreal? O, ¿no es, acaso, nuestra propia percepción de los hechos, algo irreal? Es más que difícil saber la respuesta. Y digo esto, sólo porque no me gusta la palabra imposible.
Recostada sobre la pared que se encuentra del lado derecho de mi cama, me perdí entre onirias y obnubilaciones. Para volver a encontrarte. O a encontrarme, dependiendo de cómo lo quieras ver.
Te pedía perdón, por no haber querido reconocer mis propios errores, mis propias heridas. Por no haber enmendado las cosas antes de poder seguir adelante. Por mutilar lo bueno queriendo explotarlo. Por haber entrado en tu vida sin pedir permiso previo. Por haber derrumbado todo en un vano intento de amarte.
Me da lástima haber visto más cosas de mí que de vos. Mi cerebro centró su enfoque en mi propia persona, cuando podría haberme mostrado tus ojos, tu boca, tu pelo. Podría haber oído tu risa, podría haberte escuchado cantar. Mas sólo vi tu expresión entumecida y enmudecida. Sentí el mismo nudo que tenías en el pecho, y que subía hasta tu garganta.
Y es que vos no sos así. Nosotros no somos así. De esa manera ni siquiera existimos, porque fue sólo un sueño. ¿Pero qué me decís de la realidad? No existimos. Ni vos, ni yo, existimos separados. Y mucho menos, existimos juntos.

sábado, 9 de abril de 2016

Invierno

El invierno pasa,
mas yo te sigo queriendo.
Pero no tengo frío,
yo hiervo más que el infierno.
 
Ya mis ojos se cansaron de llorar.
Pero no estoy seca, no estoy muerta.
Por sobre cristales rotos voy a caminar.
Debo continuar.
Y ya no me importa lo que digas ni tú ni la gente.
Debo seguir mi camino.
Este no puede ser mi destino,
a pesar de que sí sea mi presente.