Y yo no me daba cuenta.
viernes, 2 de junio de 2017
No me daba cuenta
Todavía recuerdo la forma de sus manos, el tacto de sus
palmas sobre el dorso de las mías, y la tibieza que compartía conmigo esas
mañanas de invierno en las que yo no paraba de temblar. También recuerdo ver el
contraste de nuestros colores de piel cuando mis dedos, pálidos como la nieve,
se entrelazaban con los suyos, morochos y varoniles. Creo que lo más oscuro que
tenía en mi cuerpo era el esmalte negro que adornaba mis uñas, mientras que lo
único claro que tenía él era el blanco del ojo y la camisa salmón clarito que
vestía su torso. Si tengo que ser sincera, no le quedaba muy bien que digamos. Pero
qué me importaba su mal gusto por la ropa si eran sólo sus besos los que me
daban calor, si eran sus labios los únicos que me hacían sentir un infierno
ardiente sobre mi boca, y que me llenaban el alma de vida a la vez que me la
quitaban.
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