sábado, 2 de julio de 2016

Manos

   Me cuesta decir que mis manos eran delicadas cuando vivo tratando de esconderlas bajo mis anillos. Tenían ese no sé qué y ese qué sé yo que me hacía difícil verlas como manos de mujer. Eran una mezcla tan extraña, tan fuertes y rotas, tan suaves y a la vez ásperas por el trabajo. Siempre prolijas pero nunca tenía las uñas largas, aunque sea no naturalmente. Con pequeños cortes de cuchillo de cocina y algún que otro moretón de martillo. Lastimadas. Reales.