Las amigas son esas personas que nos alegran la vida. No somos parte de la misma familia, pero aun así nos comportamos como una. Son quienes te valoran y te cuidan como a un tesoro, y de la misma manera vos a ellas. Son aquellas que conocen hasta la más ínfima parte de vos. Saben reconocer cuándo estás triste o enojada, y hacen lo mejor que pueden para verte feliz. A la mayoría las conocemos cuando somos chiquitas, y desde ese instante nos acompañan en todo momento. Crecimos y maduramos juntas. Día a día, pasito a pasito. Aunque hay otras personas que llegan un poco más tarde a nuestra vida, pero no por eso valen menos.
Hace unos meses, conocí a esta nueva amiga de la que les quiero hablar. Es increíble que en tan poco tiempo, haya podido convertir mis malos momentos en alegrías. Supo acompañarme cuando estaba mal, y hacer de mis ratos unos más amenos. Porque las amigas son capaces de tomar todo sufrimiento para transformarlo en felicidad. Y eso es lo más valioso que puede haber. No hay nada que la amistad no pueda sanar.
Amo que compartamos nuestras risas, que el sonido se fusione y se vuelva unísono. Y es que compartida la vida es más bella. A pesar de que a esta persona la conozca hace muy poco, sé que es mucho el tiempo que quiero pasar con ella.