miércoles, 16 de noviembre de 2016

Endereza

Y quién diría que las flores ya marchitas,
aquellas que yacían en su lecho
aún vivían,
aún dolían,
y las seguías queriendo.


Porque las flores con balas no se matan
y porque el agua que las nutre,
incluso las ahoga.
Pero, te recuerdo, amigo,
que existen las plantas acuáticas.


No las mates,
no las odies,
no las quieras.
Pero tampoco te quedes sin hacer nada,
indiferente.


Parece tan obvia la solución
cuando se reconoce el problema.


Y es eso lo que necesitás,
reconocer tu tierra.


Si bien es árida,
si bien es tundra.
No sé si fértil será tu penumbra.


Pero cultiva.
Cultiva cual granjero tu próxima cosecha.
Porque, como me enseñó mi abuela:
siempre hay una flor
en cada planta maltrecha.


¡Derecha! – grité.
¡Derecha!
¡No te caigas, no te muerdas!


Lo que no me dijeron
es que el que se tuerce,
también se endereza.