sábado, 30 de abril de 2016

Tren

Según yo no sirvo para nada pero,
parece que contar historias tristes
se me da muy bien.

Hoy me estoy subiendo a un tren
de ida pero sin vuelta.

Es el mismo tren con el que ayer
a aquél hombre dejé atrás,
junto a su sólo, solitario
bandoneón.

Miro por la ventanilla y aún puedo ver
sus ojos,
su cara,
sus guantes, que todavía se agitan en el aire
implorando que regrese.

Me siento en mi asiento
y me preparo el café, antes de que se me vuelque sobre la falda.
Sonreí.

Le voy a poner azúcar,
porque sé que no te gustaba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario