jueves, 29 de septiembre de 2016

Luna

Si pudiera mirarte con otros ojos
no te miraría con ojos de luna.
Te miraría con ojos de sol,
ardientes;
para quemarte.
Pero tengo ojos de luna.
Pasiva.
Ninguna.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Aunque muera - Carta a mis futurxs nietxs

Quiero que sientas que crecí,
que no sientas que envejezco.
Que es un año más vivido,
que es otro año que sigo aquí,
y no uno más cerca
del que me muero.

Estoy viva,
estoy viva y siempre lo estaré.
Aunque muera.

En tu recuerdo,
en tu pensamiento.

En las viejas páginas de papel amarillas,
viejas como quien escribió
poesía alguna vez sobre ellas.

Estoy dentro de las piedras de tus anillos;
a veces me escapo de ahí
porque me gusta bailar sobre los surcos de tus dedos.
¡Es tan divertido!

Estoy en tu pelota de fútbol,
estoy en los libros, estoy en las canciones.
Estoy en tu comida favorita
(aunque no sé cocinar)
y estoy en el perfume
de cada una de las flores.

Estoy cuando te enfermes,
estoy cuando te quedes sin aliento.
Estoy en el aire,
estoy en el viento.

Siempre estoy contigo,
aunque a veces te olvides
y te aqueje la soledad.

No me perdiste para siempre,
estoy donde busques encontrarme.
Estoy a tu lado
aunque ausente.
Estoy viva,
aunque muera.
 

domingo, 4 de septiembre de 2016

Testamento

    Te escribiría un testamento, para recordar memorias y presentar pasados. Para relatarte cuentos y regresar momentos. Pero creo que ya no hace falta, porque hay algo nuevo. Van pasando cosas mientras otras cosas van pasando. Y poco a poquito se van marchando. Se tienen que ir, se van disipando. Si te explicara el porqué, necesitaría escribir ese testamento innecesario que trae a la vida los instantes muertos; esos que no sé cómo no me han matado. Ahora nuestro camino se ha bifurcado. Y así, sin darnos cuenta, nos hemos separado. Sin querer y sin controlarlo. Dejamos en su lugar las cosas, las arrojamos al pasado. El peso de nuestra ancla dejó de ser tan pesado. Y fuimos hacia adelante, a paso cantado. Uno, dos y tres. Un pasito al revés. Nos volvimos a encontrar, siendo dos personas nuevas. Uno y dos. No te quiero decir adiós. Tres y cuatro, me voy por un rato. Cinco y seis. Te necesito volver a ver, no aguanto que no estés. Siete y ocho. No quiero contar más. Volvámonos a encontrar. Nueve y diez. Empezamos otra vez. Nuestro cuento sin final, el cual vive y muere repitiendo historias al azar. ¿De qué me sirve rimar? Si al fin y al cabo te vas a marchar.