sábado, 21 de mayo de 2016

Azucenas y bergenias

Fue entonces cuando me di cuenta
que no todas las flores crecen en primavera.
Las más bellas florecen en septiembre,
y las más fuertes nacen con el frío.


Puede gustarte sólo la flor de pradera,
pero sólo pueden amarse los pétalos
cuando están congelados
y petrificados por la ventisca.


Y es que a estas flores las siento tan cercanas.
Estas flores, ¡son tan mías!


Amigo mío,
jamás será lo mismo una azucena que una bergenia.
Una brilla con su amarillo y cálido color.

Llamativa, preciosa.
La otra, rosa pálida, imperceptible.
Pero de raíces inquebrantables.


Me da lástima tener que admitir que
no soy ninguna de las dos. Mas
¡qué orgullo poder decir:
soy ambas!

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