Una esperanza fallida que puede
tanto quebrarte los huesos
como sanarte las heridas.
Hubo tantos días de melancolía
y noches de tristeza,
pero yo siempre pensaba que el
dolor acabaría.
Hoy ya son alrededor de ocho años
desde mi partida,
y aquí arriba desde el cielo
puedo observar a mi querida.
Recuerdo lo que yo decía,
eso, de que el dolor acabaría.
Y puede que una parte de mí se
haya salvado,
sin embargo,
hoy no escucho sólo melodías.
¡Cómo me gustaría estar allí
contigo!
A tu lado en este momento.
Querida, tu sufrir
es a lo que se deben mis
lamentos.
Por favor, sigue adelante.
Así el viento vuele tu pelo,
así no tengas quien te levante.
Querida, por favor
sigue tu vuelo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario