martes, 5 de mayo de 2015

Atrápame


Ya era tarde cuando salía de trabajar. Hacía frío y la única que me acompañaba era la luna. Me temblaban las manos incluso debajo de los guantes, y mis zapatos, mojados en su totalidad, no ayudaban a la situación.
A medida que caminaba iba cayendo más la noche. Se podían escuchar los grillos tocando sus sinfonías en medio de la oscuridad. Ese sonido fue acelerándose al igual que mis pasos, yo sentía que algo venía detrás de mí. Pasé a correr a toda velocidad sin mirar atrás. Las calles, las casas, pasaban una tras otra hasta que un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando pude sentir su mano sobre mi hombro.
Ya me había atrapado.

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