viernes, 5 de junio de 2015

Realidad

El cielo cambió de color, y el regusto ácido del vino se intensificó. El viento voló las hojas resecas dentro de la casa. Todo se dio vuelta y por activa o por pasiva te mareó. Alucinaste.
Retumbaban los cantos de las aves en tus oídos. El aire  cada día más puro, el sol más brillante y arrasador. La taza de café se te resbaló de las manos, y el brebaje te quemaba cada vez más la garganta.
¿Es dulce o amargo? Te preguntaste cuando probaste la mermelada de higo, y cuando con la misma confusión saboreaste una cucharada de tu pequeña y minúscula realidad.

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