que partida y sola aún vive,
cargando el peso de su error
que corrompe su ser,
dejándola internamente fallecida.
Pobre alma destruida,
que con cabeza en alto y paso
firme,
sufre su pecado en silencio,
sintiéndose triste y dolida...
Pobre alma destruida,
que sola ha vivido y sola se ha
muerto.
Pobre de ella que ocultó su
secreto.
Pobre de ella que perdió la vida.
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